Solo por el olor del tomate merece la pena hacer estas berenjenas: berenjenas con tomate, huevo y mozarella
Otra de las recetas que rescatamos de nuestro Instagram y le damos una vuelta de tuercas. Últimamente en los restaurantes de comida callejera utilizan mucho los huevos fritos en dos mil preparaciones y nosotros ya sabéis que no somos transparentes a estas modas…
Ingredientes para comer 4 personas como acompañamiento
2 Berenjenas hermosas cortadas en rodajas de 1/2cm
Harina para rebozar
Aceite para freír
Sal, pimienta y hojas de albahaca
Para la salsa de tomate
1 cebolla picada finamente
1cc de comino molido
1/2 cayena
1 lata de tomates pera
1cc de miel
1 vaso de agua
Sal y pimienta
Para el despelote final
Un huevo frito con puntilla y yema líquida por persona
Media mozarella de búfala fresca por persona
Albahaca freca
Elaboración
1. Empezamos poniendo las berenjenas en un colador con abundante sal para que suden y pierdan el amargor (con que estén unos 30min vale).
2. Vamos con el tomate. En una cazuela ancha con un poco de aceite pochamos la cebolla hasta que empiece a transparentar. Después añadimos el comino y la cayena para que sofría ligeramente y luego ya vamos con la lata de tomates con su jugo, la miel, el vaso de agua, la sal y la pimienta. Dejamos que cueza a fuego medio durante al menos media hora. No está de más ir aplastando los tomates de vez en cuando.
3. Una vez que tengamos la salsa de tomate, la trituramos y la devolvemos a su cazuela.
4. Freímos en un cazo con abundante aceite las berenjenas pasadas ligeramente por harina. Lo suyo es hacerlo en tandas pequeñas para que el aceite no pierda temperatura y se frían bien. Según van estando, escurrimos y las metemos en la cazuela de salsa de tomate.
5. Para rematar el plato ponemos en un plato hondo unas pocas berenjenas con tomate, luego la mozarella y finalmente el huevo frito. Salpimentamos el huevo y añadimos unas hojas de albahaca.
El tema de no probar ninguna berenjena previo a meterlas en la cazuela es complejo. Os animamos a intentarlo.
Aunque se ablanden en la salsa de tomate cogen más potencia dejándolas de un día para otro, y rematándolas al día después con el huevo y la mozarella